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52- Llamados a vivir rendidos al Señor del cielo y la tierra - Micael Sanchez

25m 45s

52- Llamados a vivir rendidos al Señor del cielo y la tierra - Micael Sanchez

Serie de predicaciones "El evangelio según Lucas".

Transcription

3623 Words, 20574 Characters

Pero Lucas 10, 17 dice, volvieron los 70 con gozo, diciendo, señor, aún los demonios se nos sujetan en tu nombre. Ahora sí pueden tomar asiento. Bueno, vamos a continuar leyendo acá Lucas 10. El domingo pasado vimos que Jesús envió a 70 de sus discípulos con la misión de anunciar qué? El reino de Dios, el evangelio. Jesús siempre envió a predicar el evangelio. Como ya vimos en Lucas 8, 1 o Lucas 9, 2, por ejemplo. Y también vimos que la misión que Jesús les encomendó no parecía muy atractiva que digamos, ya que los 70 discípulos debían dejarlo todo y no debían llevar ningún tipo de sustento, según Lucas 10, 4. Y a su vez, Jesús los envió como simples corderos en medio de lobos, de acuerdo a Lucas 10, 3. Era una misión que se podía volver muy, muy peligrosa. Sin dudas, en esta agotadora y peligrosa misión, los 70 experimentaron todo tipo de cansancio, agotamiento físico, dificultades, etcétera. Sin embargo, en el versículo que leímos al principio dice que los 70 discípulos no se concentraron en estas dificultades que sin lugar a dudas todos experimentaron, sino que volvieron gozosos. Podemos preguntarnos, ¿por qué? Incluso podemos también estar seguros de que no experimentaron ninguna especie de rédito económico, ni ningún puesto laboral llamativo nuevo, ni algún tipo de estatus político. Nada de esto. Sin embargo, ellos estaban gozosos. ¿Por qué? Bueno, como vimos el domingo pasado, ellos fueron enviados a hacer que la gente tome decisiones eternas. Y a su vez, ellos tomaron una decisión clave, determinante. ¿Cuál? Bueno, esto está implícito en el versículo que acabamos de leer al principio. Ellos dijeron, señor, aún los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y como ya hemos visto, en el primer siglo la relación siervo y señor o señor y esclavo estaba bien clara y definida. El llamar señor a alguien era equivalente a reconocer su autoridad. La persona que es señor manda y la otra obedece. Estos 70 discípulos habían recibido el llamado de Jesús y decidieron obedecerlo. Incluso reconocieron que la fuente de la autoridad estaba en Jesús. Por eso dijeron, aún los demonios se nos sujetan en tu nombre. O lo que es lo mismo en tu autoridad, ya que ir en el nombre de alguien es equivalente a ir en representación de ese alguien. Ellos fueron obedientes a Cristo y actuaron bajo su autoridad. Bien, ¿y qué tiene que ver esto con el gozo que experimentaron los 70 discípulos de Jesús? ¿Cómo podían estar físicamente cansados, extenuados y sin ningún tipo de prestigio económico ni nada por el estilo, pero aún así estar gozosos? Lo que sucede es que aquellos 70 discípulos decidieron obedecer al Señor. Y como resultado estaban viviendo al menos algo de lo que el pastor Luis nos explicó hace tres domingos atrás. Vimos que el ser humano no es solo un cuerpo físico, material, sino también un alma inmaterial. Dios hizo al ser humano como una unidad de cuerpo y alma. E inicialmente en el Edén, el cuerpo y el alma vivían en armonía. El cuerpo servía a los propósitos del alma y el alma dirigía el cuerpo en obediencia y amor a Dios. No existía ningún tipo de conflicto hasta que el ser humano se reveló a la autoridad de Dios y decidió ser su propio señor, su propio jefe, su propio dueño. Así el ser humano rompió con toda armonía y entraron todos los conflictos. Este es el origen de todas las crisis profundas del ser humano. Pero Dios, la autoridad suprema, en respuesta a esto, envió a su hijo Jesucristo como salvador y señor. Y ahora todos tienen que arrepentirse de toda su rebelión y rendir sus vidas al Señor, al reino de Dios. Esto es así solo obedeciendo al Señor Jesús, que ellos pueden volver a tener una armonía entre el cuerpo y el alma, poder tener una vida plena y victoriosa, tal como fue creado por Dios, solo rindiendo sus vidas a este Señor, Jesucristo. Estos discípulos tomaron la decisión de cambiar de señor y en lugar de hacer su propia voluntad, hicieron lo que Jesús, el Señor, la autoridad, les mandó. Y comenzaron a experimentar al menos algo de esta vida plena del alma. Sus cuerpos podrían haber estado exhaustos, pero sus almas estaban viviendo algo diferente. Y no solo esto, sino que estos discípulos experimentaron una cosa que solo podría traer el reino de Dios. Los demonios les obedecían por la autoridad que Jesús les había dado. Ahora bien, al hablar del alma del ser humano o al mencionar los demonios, nos estamos refiriendo a un plano de la realidad que está oculto a nuestro entendimiento humano, que es el mundo espiritual o las regiones celestes, como dice, por ejemplo, Efesios 6.12. Pero si seguimos leyendo el pasaje, inmediatamente Jesús explica esto con total claridad. Él dio una explicación más profunda y más completa de la realidad que estos discípulos estaban experimentando, que abarca tanto el plano físico, material, visible y el plano espiritual. En otras palabras, Jesús quitó el velo que impide ver la realidad completa para poder mostrar así cómo se ve espiritualmente lo que ellos estaban viviendo y usando palabras que sus discípulos pudieran entender, algo parecido a lo que vemos en el libro del Apocalipsis que hizo el apóstol Juan. Apocalipsis significa eso, revelación, quitar el velo. Miren, Lucas 10.18. Y les dijo Jesús, yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Los discípulos sabían bien quién era Satanás, pero por si alguien no lo sabe o no termina de entenderlo, antes de que el ser humano se revelara a la autoridad de Dios en el jardín del Edén, fue tentado por un ser importante de Dios que la Biblia más adelante llamaría Satanás, que significa adversario, enemigo o acusador. Dios había hecho a este ser originalmente bueno y perfecto, según Ezequiel 28, del 12 al 15, pero decidió revelarse y llevar a cabo su propio reino, según Isaías 14, del 12 al 15. Y de acuerdo con Apocalipsis 12, del 3 al 4, convenció a la tercera parte de los ángeles a revelarse a Dios y así amplió su reino, no solamente estaba el reino del diablo en el cielo, sino que amplió su reino tentando al ser humano, llevando su reino del cielo a la tierra. Esta tercera parte de los ángeles que se revelaron junto a Satanás son los demonios. Satanás es el líder de este reino. Los ángeles rebeldes son los demonios y Satanás había logrado trasladar su reino, no solo en el cielo, en las regiones celestes, sino también en la tierra, logrando que el ser humano se revele a la autoridad de Dios. Por lo tanto, Satanás y sus demonios, aunque eran seres o son seres invisibles, influyen profundamente en la humanidad. Así los 70 discípulos habían ido a anunciar el reino de Dios y Jesús les explica que no solo los demonios, que son los súbditos de Satanás, estaban sometiéndose, sino que incluso el máximo líder de este reino en rebelión, Satanás, estaba cayendo. No eran solo los súbditos de Satanás y se encontraba profundamente preocupado este ser rebelde, ya que Jesús, el rey y señor, había venido y el reino de Dios estaba avanzando sobre todos los enemigos. Y Jesús continuó explicando esto. Miren Lucas 10, 19. Lucas 10, 19 dice, he aquí, os doy potestad de hoyar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Jesús describe a los demonios espiritualmente, da una descripción de cómo se ven los demonios en realidad, cómo se puede entender de una forma simple, cómo en realidad son esos demonios que no tenemos acceso a ese plano de la realidad. Y los describe de manera que sus discípulos los puedan entender como serpientes y escorpiones, que son animales venenosos y generalmente repugnantes. Y les deja claro que era por la autoridad de él, de Jesús, que ellos podían hoyar, pisar, tomar autoridad sobre estos seres rebeldes, sobre los demonios. El reino de los cielos se había acercado y los enemigos estaban huyendo. Y Jesús, seguido a esto, lejos de reprocharle a los discípulos el hecho de que estén gozosos, más bien corrige y endereza sus motivaciones por las que estaban gozosos. Para que estén plenos, ya no en cuestiones circunstanciales como el éxito que tuvieron en la misión de que los demonios se les sometieran y les obedecieran, sino en algo más profundo y duradero. Miren lo que dice Lucas 10, 20. Jesús dice, pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijáos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Su reino sería un reino eterno y los fieles a Jesús vivirían en plena certidumbre de gozo por la eternidad. El reino de Dios supera, trasciende el plano de la realidad que podemos percibir con nuestros sentidos. Nuestros sentidos naturales nos pueden llevar a pensar que la muerte es el fin, pero Jesús aseguró que su reino trasciende la muerte. Él dijo, regocijáos en que vuestro nombre, vuestros nombres están escritos en los cielos. Ellos habían tomado la decisión de vivir rendidos al Señor y esta decisión tenía resultados presentes y eternos. Esto nos deja una primera, primera reflexión. Todo intento de entender la realidad reduciéndola solo al plano físico y material es como mínimo algo incompleto. Es por esto que la psicología del autoestima tiene una perspectiva incompleta, ya que ignora que el ser humano tiene un alma que no se puede estudiar científicamente, ya que es inmaterial. También resulta inútil todo intento de mejorar el mundo con ayuda social o promoviendo valores cristianos, ya que si se deja de lado o se minimiza la autoridad de Jesucristo, Satana seguirá siendo el gobernante de esas almas y seguirán bajo la potestad de las tinieblas como vemos en Colosenses 1.13. Sin la predicación del evangelio, lo otro es irrelevante. Y si la iglesia utiliza estas cosas en lugar de predicar el evangelio, es triste y lamentable. Jesús nos mandó a predicar el evangelio del reino de Dios. Es solo cuando las personas deciden someterse a la autoridad de Jesús que sus almas pasan de la potestad de Satanás al reino de Dios. Esto es lo único que puede cambiar el destino eterno de las personas, el evangelio. Ahora bien, lo que los 70 discípulos estaban experimentando, ese gozo que ellos tenían, era algo real, pero parcial y entremezclado con sus motivaciones. Jesús, en cambio, vivía esto plenamente, plenamente. Miren el versículo siguiente, Lucas 10.21. En aquella misma hora, Jesús se regocijó en el espíritu y dijo, yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra. Acá frenamos y nuevamente aparece la palabra Señor. En este caso aplicada a Dios, el Padre. Él es el creador y la máxima autoridad de toda la realidad, de los cielos y la tierra, de lo que vemos y de lo que no vemos. Y Jesús vivía plenamente sometido a Dios el Padre. La misión del Padre era su misión. Así Jesús, rendido a la autoridad de Dios, experimentaba la plenitud y gozo de su alma en su máximo estado. Y como resultado de esto, hace lo que es lógico, justo y verdadero, adorar a Dios. Y en este caso había algo concreto, algo puntual que llevó a Jesús a regocijarse y adorar a Dios. Miren, leamos completo ahora el versículo Lucas 10.21. Yo te alabo, dice Jesús, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agrado. Esto es tremendo. Jesús dividió a sus testigos presenciales en dos grupos, los sabios y entendidos y los niños. Claramente Jesús no estaba hablando de forma literal. Él estaba siendo irónico, profundamente irónico. El primer grupo es el conjunto de personas que pueden estar frente a Jesús y oír a Jesús, pero en lugar de oírle y obedecer, más bien le oyen, pero siguen el consejo de su propia sabiduría. Ellos se creen sabios y entendidos, por eso rechazan a Jesús y no se rinden a su autoridad. El otro conjunto, por el contrario, son las personas que oyendo a Jesús, dejan de lado su propia opinión y deciden seguirle a él. Los que siguen su propio parecer quedan ciegos ante las cosas de Dios, aunque estén cerca de estas cosas, estaban frente a Jesús. En cambio, los obedientes a Dios, aunque estén pasando dificultades, estén pasando momentos difíciles, ellos obedecen a Dios y ven a Dios y su alma se goza. Dios no ve como el mundo ve. Aquellos que buscan reputación en este mundo, Dios los ve como nada y se esconde de ellos. En cambio, los que buscan rendirse al Señor y son menospreciados por este mundo, son estimados por Dios, ni más ni menos. Esto nos deja una segunda reflexión. Si en la iglesia en la que estás, por misericordia de Dios, sí se predica el evangelio de Jesucristo fielmente y estás expuesto semana tras semana al evangelio de Jesucristo, pero en lugar de obedecer, decides seguir tu propia opinión, tu propia sabiduría, vas a quedar como el primer grupo que estaba frente a Jesús. Estaban frente a Jesús, pero seguían su propia sabiduría. Por lo tanto, quedaban ciegos ante Dios y no pueden verle nada. Y como consecuencia, el corazón se endurece cada vez más. Por el contrario, si decides obedecer al evangelio, ni bien terminas de oírlo y tomas medidas concretas, vas a recibir más luz para avanzar en el camino y más fuerzas para creer. A esto se refirió el apóstol Santiago cuando dijo, porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo y se va. Y luego. Olvida como era. Más, el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Si obedeces al Señor serás bienaventurado, feliz, pleno, a pesar de que las circunstancias a tu alrededor cambien. Tu alma estará en paz, plena. Aunque la realidad visible esté en convulsión, formamos parte de un reino incomovible, cuyo rey es el Señor de lo visible e invisible. La realidad no se agota en lo que ven nuestros ojos. Cuando todo parece estar al revés, nosotros debemos seguir confiando, debemos seguir siendo fieles al Señor. No obstante, dicho todo esto hasta acá, hay que tener un cuidado, un especial cuidado. Si se lleva esto a un extremo, esto de lo visible e invisible que es real, hay un engaño hoy muy común en nuestro tiempo que muchos engañados por filosofías humanas se pasan la vida esperando que Dios les revele el evangelio para recién ahí vivirlo. Ellos ven el cristianismo de una manera esotérica, mística. Si se predica el evangelio fielmente en la iglesia, la persona aún espera esa revelación personal y subjetiva del evangelio, para ahí sí ponerlo en práctica. ¿Será así? Miren, continuemos con Lucas, versículo 22. Todas las cosas, dice Jesús, me fueron entregadas por mi Padre, y nadie, ¿cuántos son nadie? Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. La verdad de Dios no es un concepto abstracto que está ahí flotando místicamente en el mundo espiritual, y que subiendo a esas regiones de alguna manera se puede tomar y llamar a eso revelación, no. La verdad de Dios, lejos de ser un concepto abstracto, es una persona con voluntad, es el Hijo de Dios, de acuerdo con Juan 14.6, y esta persona decidió revelarse, Jesús decidió revelarse a un grupo específico de personas. Si intentas esto de alcanzar la revelación del Evangelio de una manera esotérica, vas a entrar dentro del conjunto de los Nadies que acabamos de leer. No alcanzarás nada, o por lo menos nada bueno. Miren cómo sigue el pasaje, Lucas 10, 23 y 24. Y volviéndose a los discípulos les dijo aparte, bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis, porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Jesucristo es el Señor enviado por Dios, la autoridad de todo lo que existe, con un nombre sobre todo nombre, como dice Filipenses 2.9. Él es el desenlace, la consumación del plan de Dios anunciado por los profetas, los cuales tenemos registrados sin error en el Antiguo Testamento. Y ahora ya ha venido Cristo como el Señor de toda la humanidad, desplegó su vida y enseñanza ante testigos presenciales, y de ellos seleccionó a doce testigos específicos a los cuales llamó apóstoles, como ya vimos en Lucas 6.13. Los profetas y reyes del Antiguo Testamento desearon ver los días del Señor Prometido, pero ese privilegio les fue confiado a unos pocos. Y los apóstoles en particular tuvieron el altísimo llamado de recibir el Evangelio directamente de Cristo, como testigos de él, y fueron llamados por Jesús mismo para ser el único fundamento de la Iglesia, como vemos en Efesios 2.20 o Apocalipsis 21.14. Esto no quiere decir en absoluto que el Espíritu Santo ya no hable, ni mucho menos el que hizo la boca no hablará, sería ridículo afirmar algo así. Pero lo que es más ridículo es intentar recibir la revelación de Jesús para saber cómo es Él, cómo es Jesús, qué es el Evangelio, etc. Eso ya lo tenemos por medio de los apóstoles de Jesús. Imagínense alguien que dice, yo vivo de cualquier manera y no importa, yo para eso oro para saber si soy cristiano y en el fondo de mí siento una voz que me dice, sí, aunque la Biblia diga otra cosa, igual sos cristiano, y te amo y te amaré por siempre. No, eso es peligroso, mentira. En el cristianismo la autoridad de Dios no es vista de manera ambigua ni de forma personal o subjetiva, sino que es una autoridad concreta que se reveló de forma clara y concreta, hablando de forma concreta y con mandamientos concretos que son objetivos para todos nosotros los cristianos. Los apóstoles y sus cercanos autorizados como Marcos y Lucas dejaron por escrito sin error esta revelación en el Nuevo Testamento. Los apóstoles de Cristo fueron los principales bienaventurados que vieron y oyeron lo que los profetas y reyes desearon ver y oír. Miren lo que dijo al respecto un apóstol de Jesucristo, el apóstol Juan, en 1 Juan 1, 3. Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros, con los apóstoles, y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. No es posible tener comunión con Dios pasando por alto a los apóstoles. Alguien puede decir, ¿cómo yo tengo comunión con Dios a través de Cristo, no por los apóstoles? ¿Y cómo conociste a Jesús? ¿Cómo conociste quién es Jesús y qué demanda de vos? Sea que te lo hayan predicado o que lo hayas leído, vas a llegar necesariamente al testimonio de los apóstoles. Por lo tanto, someterse a la enseñanza apostólica es igual que a someterse a la enseñanza del Señor. Entonces, aún si ya decidiste seguir a Cristo hace tiempo, pero te estás resistiendo a vivir de acuerdo a como los apóstoles nos lo dejaron por escrito, tu comunión con Dios se verá profundamente dañada y eventualmente quedarás desprovisto de toda luz para avanzar en Dios, como el caso de los sabios y entendidos que acabamos de leer. Si este es tu caso, debes hacer lo que demanda el Evangelio, arrepentirte reconociendo tu falta sin huir del dolor, abandonar la rebelión, confesar tus faltas y determinarte a vivir el Evangelio que nos transmitieron los apóstoles. Así experimentarás más que el gozo que vivieron los 70 discípulos de Jesús. Finalmente, miren lo que dice el mismo versículo, pero con el que sigue. De nuevo, lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos para que también vosotros tengáis comunión con nosotros y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea cumplido o para que vuestro gozo sea completo. Conclusión, los cristianos estamos llamados a hacer cosas que el mundo menosprecia, como predicar el Evangelio, por ejemplo, en el caso de varios de nosotros vender empanadas en las calles para bendecir a la iglesia de Jesús. El mundo las menosprecia, pero nosotros no vemos como ve el mundo, nosotros vemos la realidad como Jesús nos la enseñó. Él es el Señor de los cielos y la tierra y a Él debemos servirle con la alegría plena del alma. Nuestro bien es estar bajo su autoridad, ese es nuestro bien, que el mundo sea mundo y que el cristiano sea cristiano. No hay nada que inventar, ya sabemos qué hacer, ya se nos predicó, se nos entregó el Evangelio. Si vives para las cosas del mundo, esas cosas que se ven, tu alma seguirá hablando y tus conflictos internos se seguirán incrementando, pero si vives para lo que no se ve, gracias a Cristo, está garantizada la victoria en cada área de tu vida. Esto puede ser para hundirte o para alentarte. Si no quieres rendirte al Señor, no hay esperanza, pero si tomas decisiones concretas es imposible que no avances. Hermanos, estamos llamados a vivir rendidos al Señor del cielo y de la tierra. Amén.

Key Points:

  1. Jesús envió a 70 discípulos para anunciar el reino de Dios.
  2. Los discípulos experimentaron gozo a pesar de las dificultades.
  3. La autoridad de Jesús permitió a los discípulos someter a los demonios.
  4. Jesús advirtió sobre regocijarse en las circunstancias y no en la salvación eterna.
  5. La obediencia al Evangelio trae armonía entre cuerpo y alma.

Summary:

En Lucas 10, Jesús envía a 70 discípulos para anunciar el reino de Dios, enfrentando dificultades pero regresando gozosos por la autoridad que tenían sobre los demonios. Jesús advierte que la verdadera causa de regocijo debe ser la salvación eterna, no solo las circunstancias. La obediencia al Evangelio trae armonía entre cuerpo y alma, restableciendo la relación con Dios. Jesús destaca la importancia de los apóstoles en la transmisión de su enseñanza, subrayando que la comunión con Dios se logra a través de ellos. La obediencia a la enseñanza apostólica es esencial para mantener una relación cercana con Dios. El gozo completo se alcanza al vivir conforme al Evangelio, a pesar de las adversidades. Los cristianos son llamados a servir a Jesús con alegría, priorizando su autoridad sobre las normas del mundo.

FAQs

Anunciar el reino de Dios y predicar el evangelio.

Porque decidieron obedecer a Jesús y actuar bajo su autoridad.

Tenían la autoridad dada por Jesús para someter a los demonios en su nombre.

Para que encuentren gozo en algo más profundo y duradero, como tener sus nombres escritos en los cielos.

Porque las cosas de Dios fueron reveladas a los que se rindieron como niños, no a los sabios y entendidos que siguieron su propia sabiduría.

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